Una entrada de estilo circense con un mono genial pintado en la parte superior da la bienvenida a La Mona Checa (Velarde, 2), que como toda tienda vintage hace gala de sus pequeñas dimensiones y de una luz muy tenue que te transporta a décadas pasadas. Sus dueños (dos licenciados en bellas artes) traen ropa, accesorios y objetos (atención a las cámaras retro que funcionan y todo) mayoritariamente de Londres y Los Ángeles. Los precios son muy económicos (vi un baúl con prendas a un euro), y me gustaron especialmente los pañuelos y corbatas (geniales para los seguidores del estilo dandi) y el papel pintado de loros de la sala interior.
Justo enfrente tenemos The The Storage (Velarde 1), tiendecita que ya es vintage en sí misma pues su dueño Tito, apasionado de los 50, la abrió a finales de los 80. De techos altísimos y acogedora como la anterior, puede presumir de tener firmas de marca (Dries Van Noten, Comme Des Garçons…) y prendas clásicas que no mueren nunca (Levis cortados a mano, Doctor Martens…); una excusa genial para hacerse con una de ellas. Disponen de una gran colección de parkas (que vienen siendo un imprescindible del entretiempo desde hace varias temporadas) y reliquias de estilo militar y motero. Me llamaron mucho la atención los abrigos de pelo sintético, de esos en los que parecen perderse las hermanas Olsen y que las clientas se probaban a pares. Muy recomendable.
Me gustó muchísimo Biba Vintage (Velarde 1, local 4) quizá porque se adapta más a mi estilo que las anteriores. La tienda es un pasillo estrechito flanqueado por ropa y complementos de mujer y hombre que datan de los años 50 en adelante. Pese a su largo recorrido a lo largo del tiempo, las prendas están en perfecto estado y podrían pasar perfectamente por diseños actuales: zapatos de estilo masculino, carteras tipo college, jerseys de ochos y borsalinos por los que matamos hoy en día. Los pañuelos y botoncitos son también una cucada.
Sus dueños, Nikki y Marcos, traen todas estas monerías de Francia. En mi visita no salí con las manos vacías: me llevé una camiseta amplia con un motivo floral en tonos dorados. ¿De dónde y cuándo será? Para las que no les vaya mucho eso de rebuscar en perchas y baúles (yo he de reconocer que el “rebusque” saca a relucir mi vena más ordinaria y me encanta), y porque ahora lo retro no está reñido con las últimas tecnologías, se puede visitar su preciosa tienda online.
Finalizamos el recorrido con mi prefe, Magpie Vintage Clothes (Velarde, 3) abierta por Olaia Salagueiro, “buscadora de tesoros” provenientes de París, Londres y Berlín. Me encanta por su limpieza, su música, su puesta en escena cuidada, ordenada y espaciosa, su exquisita decoración retro, acorde con lo que allí se vende y la organización de las prendas (muchas veces lo vintage va unido al batiburrillo y al revoltijo, pero en este local están muy correctamente ordenados complementos, joyas, zapatos y prendas de ropa).
Lo primero que llama la atención es el papel pintado de flores, precioso, y un pequeño saloncito que da la bienvenida a este lugar en el que parece haberse detenido el tiempo, cuyos expositores son muebles antiguos que contribuyen a crear una acogedora atmósfera del pasado.
La dependienta es encantadora; me comentó que están a la venta tanto prendas de segunda mano como prendas que nunca antes se han vendido pero que han soportado muy bien el paso del tiempo, de mujer y de hombre, bien escogidos y en perfectas condiciones. La mayoría datan de los años 60 en adelante, pero también poseen algunas reliquias de los 20. Podemos encontrar desde prendas Levis (los clásicos nunca mueren) y deportivas (el rinconcito “sport retro” tiene una gracia especial) hasta vestidos, boleros, abrigos de piel y complementos muy lady.
Un armarito acristalado muestra todo tipo de bisutería y abalorios que no tienen nada que envidiar a los actuales, con el plus de que con casi toda probabilidad no se encontrarán desagradables réplicas. Lo que más me gustó es la completísima colección de sombreros de todo tipo, especialmente los borsalinos, la estrella de los gorros en los últimos años. Un rinconcito súper recomendable no sólo para encontrar un artículo único e inimitable, sino también para ver, pasearse y deleitarse en cosas bonitas y originales del pasado, o como dicen en su web, “boniteces complicadas”.
]]>Hace ya unos añitos que sustituí progresivamente el botellón como único plan de fin de semana por las ganas de recorrer mi ciudad, la de toda la vida, que también vive (y mucho) de día pero también de noche. En un momento en el que algunos programas de cámara en mano nos hacen envidiar cualquier lugar del mundo y aborrecer el nuestro, yo reivindico la magia de nuestra ciudad, porque realmente no sabes la cantidad de opciones que ofrece hasta que no vagabundeas por sus calles.
Puede que no todos estos lugares no sean los más “in”, los más caros o los más populares que podemos encontrar. Sólo es una guía personal que recoge aquellos que creo que tienen un encanto especial y que pueden aportar algo distinto… rincones especiales para momentos especiales. Todas las ilustraciones de mantón de la china-na son originales y representan aquello que un establecimiento me evoca o me inspira…
Si consideras que tu tiendecita, tu restaurante, tu pastelería o cualquiera que sea tu rincón, público o privado, tiene encanto y merece ser descubierto, chívame el secreto en el siguiente email:
Esta locura no habría llegado a ser una realidad 2.0 de no ser por mi compañero José Ibáñez, joven promesa y mente privilegiada al que he dado mucha guerra y mucha matraca para que el Blog viese la luz. Gracias…
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