Sitio con encanto: dícese de aquel lugar recoleto y por lo general de reducidas dimensiones, ubicado en una preciosa rúa, cuyo escaparate despierta la curiosidad del viandante y su decoración, de exquisito gusto, recrea un ambiente mágico y distinto que hace desear todo lo que allí se oferta y provocar repetidas visitas…
Si seguimos al dedillo esta definición, entonces Happy Day Bakery es uno de los lugares con más encanto de la capital. Siempre ando en busca y captura de direcciones interesantes y en numerosas ocasiones he oído decir: “Moni, tienes que incluir en tu blog un sitio chuli, de cupcakes, que está por Malasaña… no sé cómo se llama, pero tienes que ir…”. En esta ocasión me adelanté y para entonces Happy Day ya era uno de mis lugares de cabecera, que descubrí por casualidad pateando la que lidera mi top ten de calles preferidas de Madrid: Espíritu Santo.
El número 11 de la mencionada vía acoge uno de los locales más populares entre los amantes del dulce o simplemente de las cosas bonitas. Y es que esta pastelería y tienda americana ambientada en los fifties neoyorkinos es un espectáculo en pocos metros cuadrados: Los cupcakes y galletas decoradas parecen de pega por sus colores y formas, y te preguntas si de verdad se comen. Todo está cuidado al detalle: los carritos con urnas que guardan estas delicias, el papel pintado de mariposas, las pizarras con los dibus de los productos que allí se venden, las cajas en las que empaquetan los pastelillos o el uniforme de los dependientes… Todo te hace convertirte en la niña caprichosa que patalea por un dulce y resulta casi imposible salir de allí con las manos vacías. Porque si hay que meterse calorías al cuerpo, mejor seguir la estela de Carrie & cia y hacerlo con un buen dulce y el chic subido.
Los cupcakes son su especialidad: de sabores y formas caprichosas, sin duda es el producto estrella que, colocado con gracia en el escaparate, llama la atención de fans (y no tan fans) de estas miniaturas que tan de moda se han puesto en los últimos años. He de decir que aunque tengo un gran problema con el dulce (sin mis dosis diarias no hay quien me soporte), también tengo una asignatura pendiente con este producto que considero más decorativo que otra cosa.
Sin duda, de Happy Day me quedo con sus muffins y sus tartas (la de zanahoria es ya un must capitalino pero me encanta la de calabaza, que hacen exclusivamente en Halloween, festividad que aproveché para tomar fotitos del establecimiento “vestido” para una ocasión tan yankee). Para regalar, son geniales sus galletas decoradas: en forma de zapato, de bolso, de clásico muñeco de jengibre… Y no sé cuántas cucadas más.
También están a la venta productos americanos de importación y esos preparados para tartas y pasteles que me han salvado en más de una ocasión que no he tenido tiempo de cocinar una dulcería como Dios manda. Y para los que son de salado, tienen bagels ricos y la posibilidad de asomarse a una ventanilla y pedir un Hot Dog.
Desmitifico el mito de que es imposible sentarse en la única silla del local: en día de diario a las cuatro de la tarde se puede conseguir ¡¡ánimo!! Mi amigo Pedro y yo nos la jugamos y tuvimos suerte. Todavía recuerdo ese café con tarta de manzana y caramelo, torrándonos al sol y compartiendo confidencias.
Y dicha mesita no sólo la ocupan anónimos y “mindundis” como nosotros, no… hace poquito estuvo Xabi Alonso merendando en Happy Day… mataría gratis por haber pasado por allí y ver a semejante monumento zampando cookies a dos carrillos. En fin, cosas que tiene Madrid…
Os animo a conocer el mundo Happy Day en su página web y a daros un homenaje visitando su tienda online.
Bravo!!
Esa merendola hipercalórica y sobre todo conseguir mesita libre en Happy Day tenían que ser mencionados. Gracias por compartir el momento conmigo.
Totalmente de acuerdo contigo , es una delicia de pastelería
¿Operación bikini o dulces en Happy Day? mmmm… creo que está clarisimo