Hasta el miércoles 15 de agosto se celebran las popularmente conocidas como “fiestas de La Latina”. En realidad, se trata de tres festividades juntas en honor a los santos San Lorenzo, San Cayetano y la Virgen de la Paloma. Y como en esta santa ciudad los orígenes religiosos de las fiestas nos la repanpinflan, hemos cogido por banda estos tres nombres como excusa para armar un jolgorio de padre y muy señor mío, y tomar las calles, cavas y costanillas para beber, comer y lo que se tercie (apetece aún más si cabe con el calorcito).
Al tratarse de uno de mis barrios favoritos y en homenaje a mi Mantón de la China-na (el nombre viene de la zarzuela La Virgen de la Paloma), me he propuesto disfrutarlas y que los demás las disfruten con un humilde listado de sugerencias para exprimir estos dos días al máximo (si el cuerpo y el bolsillo lo permiten). Estos son algunos de mis rincones favoritos, que componen un recorrido que yo no me perdería por nada del mundo:
Dress Code: cómodo y de batalla. Lo dice una que no se baja del taconazo. Pero ya se sabe que las fiestas de los barrios son bastante ordinarias y hay que ir a por todas: empezar comiendo un bocata de calamares, entresijos, churros y demás fritanga cañí en una de las muchas casetas y ferias. He de reconocer que me encantan y sacan mi lado más bajo…
Para reposar el festín, nada mejor que tomar algo en uno de los cafés más bonitos de Madrid, el Café del Nuncio, en la calle Segovia 9. En lo alto de una escalinata, recoge todo el sabor y la tranquilidad del Madrid de los Austrias. Infusiones, cafés y copas, dependiendo del grado de marcha que pida el cuerpo.
Antes de que tengamos que arrepentirnos de nuestros pecados, sugiero hacer una visita a una tienda muy especial, el Jardín del Convento (calle del Cordón 1, semiesquina con la Plaza de la Villa). Es una de mis tiendas favoritas de la zona, ya que aquí se venden los dulces preparados en monasterios y conventos de toda España. Es un lugar lleno de encanto, y yo me llevo sin dudarlo los palitos de naranja bañados en chocolate negro. Para llevar en el bolso y comerlos a dos carrillos cuando entre el hambre “post-pedo”.
Seguimos con un buen vinito, que ahora se lleva mucho lo de tomar vinos por copas, especialmente entre las chicas jovencitas. Por ejemplo en la Taberna Matritum (Cava Alta, 17), enoteca de diseño que ofrece hasta 400 referencias de todo el mundo, tapitas y postres de Oriol Balaguer. Ahí es nada.
Para cenar o picotear, recomiendo las tortillitas de camarones de Sanlúcar (S. Isidro Labrador, 14) y sus muchas especialidades gaditanas con gitaneo de fondo.
La tortilla de patata con cebolla confitada de Juanalaloca (Plaza Puerta de Moros, 4), para mí el mejor pincho de la ciudad.
Los huevos rotos de Almendro 13 (en la misma calle y número), atestado local en una tranquila y apartada calle, sirven de forma excepcional este plato que gusta a casi todo el mundo.
Las tostas de La Peonza (Cava Baja, 19), cuya dueña es conocida mía y pionera en introducir la moda de la tosta en la capital hace ya bastantes años. Aunque de sabores sencillos, se preparan magistralmente. También de su propiedad, y en el número 26 de la misma calle, la taberna Txacolí es ideal para sentirse como en San Sebastián, abarrotada de jóvenes que luchan por hacerse hueco en la barra y probar uno de sus muchos y deliciosos pintxos.
Es ley de vida darse al bebercio después de cenar. Cuando ceno por la Latina, me gusta tomarme un daiquiri de fresas naturales en Maluca (Calatrava, 13), explosión de sabor ideal para los que les gustan los cócteles dulzones. Para cócteles, muy recomendables los de Belmondo (Cuesta de los Caños Viejos, 13), triunfando el que lleva el mismo nombre (coñac, mermelada de piña, mermelada y jarabe de arce). Si se quiere salir a tope, la conocida sala Shôko está fantásticamente decorada aunque una se exponga a todo tipo de fauna. Pero eso pasa hasta en los mejores barrios…
A estas alturas del recorrido, probablemente estemos sufriendo una indigestión o una buena castaña pilonga. Es hora de irse a reposar… y qué mejor lugar que en el hotel boutique La Posada del Dragón (Cava Baja, 14), en el que tuve la suerte de pasar una noche no hace mucho. Remodelado recientemente, sus habitaciones se organizan en torno a una corrala y cada una de ellas está ambientada de forma distinta, recorriendo con su decoración la historia de Madrid. Muy yo.
Os invito a poneros guapos y disfrutar del encanto de las fiestas del barrio más castizo de la capital.
¡Menudo planazo! Los huevos rotos los probaré donde dices, pero pffff, no puedo dejar de lado a `Casa Lucio´…
Gracias por el post, ¡buenísimo!
Que buena guia, no solo para las fiestas, si no para todo el año… De hecho me la guardo porque hay algunos sitios que todavía no conozco…
Besos
¡Gracias de corazón! por supuesto, estas son algunas de mis direcciones favoritas de La Latina y las disfruto todo el año. Estos días más aún. Besitos!!
Un post genial Moni!!! Me lo apunto y me lo guardo por si hoy, que pienso ir a las fiestas de la Latina, no me da tiempo a hacer todo el recorrido!
Mil gracias por esta mini guía!
Besitos de una ex-compañera de la uni… =)
No me canso de decirtelo… ¡qué grande! ¡y qué ganas de ese pincho de tortilla! uhmmmmmmmmmm
Hola Mónica.
Ya sabes que soy tu fan number 1, pero desde ahora soy el 0!!! Jajajaja Me ha encantado! Un post muy currado con mucha información útil y de servicio. Sobre todo das recomendaciones de sitios con cositas excelentes! Desde luego si quieres un día diferente a lo que sueles hacer, o a donde sueles ir, por madrid y muy castizo es muy recomendable esta guía!
Gracías Mónica Mántón!
MUAK!